El secretario de Defensa de Estados Unidos, Pete Hegseth, informó sobre un nuevo ataque militar en aguas del Caribe, cerca de Venezuela, en el que el Ejército estadounidense destruyó una lancha con cuatro tripulantes, quienes murieron durante la operación. Washington afirmó que los fallecidos eran narcotraficantes vinculados al Tren de Aragua y que transportaban droga con destino a Estados Unidos.
Aunque el Gobierno estadounidense presentó la acción como parte de su lucha contra el crimen organizado y la crisis de drogas, el hecho también evidencia una estrategia más amplia de la Casa Blanca, caracterizada por operar sin esperar autorizaciones legales y por demostrar fuerza militar en una región donde busca reafirmar su influencia.

En un evento naval en EE. UU., Donald Trump afirmó que las operaciones de la Marina contra cárteles venezolanos habían sido tan exitosas que casi no quedaban barcos usados para el narcotráfico. Justificó estas acciones como necesarias para proteger vidas en EE. UU. La audiencia reaccionó con poco entusiasmo, salvo cuando habló del poder de la Marina y mejoras salariales. El evento buscaba mostrar la fuerza naval y atraer nuevos reclutas.